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Luego de que el Gobierno de Birmania decretara el estado de emergencia en los últimos días, la paz ha regresado al país al menos por algunas horas, sobre todo posteriormente a que el ejército nacional tomara el control de una de las ciudades en donde se habían producido la mayor cantidad de enfrentamientos, como en el caso de Meikhtila.

De esta forma, y dejando de lado los choques armados entre estas dos facciones, que contempla a las minorías musulmanas, incluso algunas de las cuales no están consideradas como ciudadanos birmanos, y el ejército nacional, pocos pobladores comienzan a animarse ya a salir de sus casas de modo normal.

El problema es que, si bien la tensión entre las partes ha existido entre los últimos años, en esta semana presenciamos la escalada de violencia sectaria más grave en la nación sudasiática este año, lo que motivó los desplazamientos de los servicios militares hacia esta parte del país, para eliminar a los rebeldes y brindar asistencia a los damnificados.

Una vez en la ciudad de Meikhtila, los soldados tomaron posesión de los principales recintos locales, como por ejemplo bancos, y comenzaron a distribuir alimentos y agua a musulmanes de la región que se encuentran a su vez desplazados por los rohingyas, la minoría más combativa dentro de esta religión.

Vía e imagen: Excelsior

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