La demanda de alojamiento ha crecido notablemente, hasta tal punto que algunos ya no tienen más lugar para recibir nuevos turistas; por su parte, quienes aun tienen lugares, aprovechan la creciente demanda aumentando precios de sus habitaciones. Además, las compañías aéreas tienen lista de espera a pesar de ser temporada baja.
Birmania intenta lidiar como puede con su repentina condición de El Dorado asiático, el país más elegido or viajeros de todo el mundo. Las mayores reformas democráticas en cinco décadas han disparado las expectativas en un país por el que nadie apostaba hace tan solo unos meses.
El número de visitantes aumentó un 30% en 2011 hasta los 816.000, una cifra que el Gobierno espera doblar en apenas tres años. «Estamos rechazando viajeros porque no hay plazas de hotel, sobre todo en Rangún», asegura la jefa de ventas de una conocida agencia de viajes local.
Los cambios, sin embargo, empiezan a ser evidentes. Los taxis de Rangún, que con una media de 30 años son legendarios por su mal estado, han empezado a ser renovados, cafés de Internet han reabierto tras el levantamiento de la censura y el Gobierno ha liberalizado los teléfonos móviles, hasta hace poco permitidos solo para la elite.
Vía: El Mundo
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