El Gobierno de Birmania (Myanmar) rechazó hoy las acusaciones de que está llevando a cabo una campaña de discriminación y aislamiento de los musulmanes en el este del país tras los disturbios que causaron 88 muertos hace dos meses.
«Algunos individuos y organizaciones extranjeros han emitido declaraciones basados en noticias falsas o elaboradas por agencias internacionales», señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado publicado hoy en el diario «New Light of Myanmar».
Según las autoridades birmanas la violencia ocurrida entre los pasados mayo y junio en el estado Rakhine fue «violencia entre dos comunidades».
La nota precisa que en los disturbios murieron 31 rakhine y 57 «musulmanes bengalíes», como califican a la minoría musulmana rohingya, ya que no están reconocidos oficialmente como ciudadanos birmanos.
El Ministerio insistió en que ha creado una comisión para investigar los hechos y ha permitido la entrada de observadores extranjeros y de la ONU y aceptado ayuda que destina a las dos comunidades.
Calificó los «incidentes» de un «asunto interno de un estado soberano» no relacionado con «ninguna persecución o discriminación religiosa», por lo que no rechazó «cualquier intento de regionalizar o internacionalizar este conflicto como un asunto religioso».
Las trifulcas entre budistas y musulmanes, que además provocaron la quema de miles de viviendas y miles de desplazados, se produjeron a raíz de la violación y asesinato de una mujer budista por tres hombres musulmanes a finales de mayo.