El estado de Rajine, en el oeste de Birmania, amaneció este lunes en estado de emergencia tras una ola de violencia religiosa entre budistas y musulmanes que llevó a Naciones Unidas a evacuar a su personal en la región, constató un equipo de periodistas de la AFP.
Aunque la situación parecía tranquila en la ciudad de Sittwe, la capital del estado, los restos calcinados de varias casas eran el testimonio de la violencia de los últimos días.
En el aeropuerto había camiones militares y algunos miembros de las fuerzas de seguridad vigilaban las mezquitas y las pagodas.
Según los medios oficiales, los enfrentamientos dejaron siete muertos y 17 heridos desde el viernes y unas 500 casas quedaron destruidas. Varias fuentes hablan sin embargo de un balance de víctimas mucho más importante, que por el momento no se pudo verificar.
La violencia religiosa empezó tras el linchamiento la semana pasada en el sur del estado de Rajine (antes llamado Arakan) de diez musulmanes a manos de una muchedumbre de budistas, que querían vengarse de la violación de una mujer.
Este lunes, unos 40 empleados de la ONU y sus familias, «la mayoría del personal internacional», abandonaron Maungdaw, la ciudad donde murieron siete personas, indicó Ashok Nigam, un representante de la organización.
Nigam dijo que el personal de varias ONG que colaboran con la ONU también tiene previsto dejar la zona.
El Reino Unido, la ex potencia colonial, pidió por su parte a las autoridades que empiecen a dialogar «para poner fin a la violencia y proteger a todos los miembros de la población local.»
Vía: Informador
Imagen: Prensa Libre